lunes, 26 de abril de 2010

Una gaviota en busca de su orilla

No hay palabras suficientes para agradecerte tu atención, tu cariño, tu esfuerzo y trabajo para darme lo mejor.
No encuentro forma de poder decir ni la más mínima parte de lo que siento, nunca ha habido la confianza suficiente para poder decirte estoy mal, o para que tú te desahogases contandome tu día, tus preocupaciones, tus deseos.
Me gustaría devolverte asta el último grano de arroz que me ha hecho ser quien soy.
Todo lo que has hecho no ha sido en vano, has crecido con el tiempo y has conseguido que yo crezca con lo mejor.
La falta de tiempo siempre a sido un obstáculo.
Disfrutar de un paseo de domingo, volvería a atrás sin pensarlo.
Cuantos te quieros guardados, cuantos abrazos por dar...no puedo evitar echarte de menos.
Me has hecho fuerte, pero a la vez vulnerable, sensible donde las haya.
Has aguantado lo inaguantable, has luchado desde que tienes uso de razón y yo, egoísta por momentos no soy capaz de decirte lo mucho que te quiero, la falta que me haces y lo muchísimo que te voy a echar de menos.
No pienses que es por algo que hayas hecho mal, a sido perfecto.
Y como una gaviota en busca de su orilla empieza una nueva etapa en mi vida, en la que siempre vas a estar presente y en la que intentaré demostrarte lo mucho que te quiero.

lunes, 15 de marzo de 2010

..

Producto de una serie de emociones, experiencias y actitudes, su diversidad de significados y usos se combina según el sentimiento implicado en cada caso. Este sentimiento es normal que varíe con el paso del tiempo y eso no significa ni que sea malo, ni termine ni nos haga mejores o peores personas. Te enamoras, solo piensas en esa persona que aún sin estar ahí consigue sacarte una sonrisa y, al cabo de los días ocurre algo que te la borra momentáneamente (una discusión, un plantón, una llamada sin respuesta, una mala contestación…), sólo momentáneamente porque entonces es cuando se habla, se arreglan los malos entendidos, las pequeñas diferencias que hacían brotar dentro de ti todo tipo de sensaciones: celos, angustia, cansancio, dudas, temores… Es normal tener miedos, unos lo tienen a la oscuridad, otros a las tormentas, los hay que temen morir, pues con el amor ocurre lo mismo, lo fácil sería encerrarse en uno mismo y no dejar que los sentimientos se apoderen de ti, pero eso no es vivir.

El amor enseña valores que de otra forma no se aprenden, enseña paciencia, sinceridad, respeto, empatía, alegría; incluso esas malas experiencias vividas anteriormente que hunden por completo a los “sufrientes” del amor enseñan a seguir adelante y a aprender de los errores de los demás y de los de uno mismo.

Por ejemplo ¿Qué ocurre cuando una mujer se enfada sin motivos aparentes e, inconscientemente cambia su actitud con su pareja? La mujer tiende a callar y esperar que sea él quien adivine que pasa, gran fallo, es entonces cuando la mujer se hunde y empieza a pensar cosas que en realidad nunca ha pensado, como “no debería haberme enamorado”, “el amor es malo”, “no me quiere”..¿no sería mejor hablar para intentar aclarar las cosas y darse cuenta de los fallos para poder mejorar como personas y hacer del amor algo productivo, que es lo que es? Y es que así no se disfruta del amor, así lo único que se consigue es apagarlo poco a poco llenando el interior de cada uno de sentimientos negativos. El amor es un sentimiento dado en una relación, sea del tipo que sea, de varias personas, y como tal, hay que saber disfrutar de esos momentos que diariamente ofrece: una sonrisa, una lagrima de felicidad, una caricia, y sobre todo aprender de los baches con los que inevitablemente te vas a encontrar.

domingo, 28 de febrero de 2010

Pequeños movimientos

Un día
Dos días
Tres días
Cuatro días..
Un conocimiento más
algo más sin saber
Quinto día
mil

Con curvas
tú recto.
Emoción.
Exagero.
¿Comprendes?
Te quiero.

Pequeños movimientos
Poco tiempo
¿mucha velocidad?
Con calma por favor
no quiero chocar.

Ojos pequeños
más bien inchados
mala postura
dolor.
Un libro abierto
demasiadas letras
poca agua
tabaco a mano.

Angustia

viernes, 29 de enero de 2010

Tiempo.


Siempre en lugares distintos, siempre intentando escapar, siempre buscando esos momentos de felicidad. Corres y corres y nunca alcanzas lo que realmente deseas, normalmente se le echa la culpa al tiempo, eso que nunca te das cuenta cuando a pasado y entonces es cuando te preguntas,¿que he hecho? has echo y seguirás haciendo mucho más de lo que te imaginas. Has crecido, has conocido, has ganado, has perdido, te has arrepentido, has reído, has llorado, en definitiva, has vivido.

Para mí siempre ha sido mi peor enemigo: muchas veces he querido detenerlo, otras quería que pasase lo más rapido posible, algunas he deseado rebobinarlo para volver a vivir momentos que echaba de menos, pero creo que ya va siendo hora (y nunca mejor dicho), de vivirlo y de recoger esas pequeñas cosas que te ofrece y valorarlas como se lo merecen: esa siesta que se alarga más de lo que tu querías, ese sueño del que te acuerdas nada más levantarte, ese llegar tarde, ese "no me apetece", ese "no tengo cuerpo" o "me encuentro mal", esa carrera para subirte al autobús, esa llamada sin sentido... ¿y luego pensamos que no hacemos nada? No paramos.
Y no niego que pasa muy deprisa, cada vez más, pero hay que aprender a adaptarse y a asumir que todos estamos igual, que en general: tempus fugit.